And Also The Trees
Shaletown

Shaletown: Virus meadow Lyrics

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                    La pradera del virus
 
 

     Muchacho de pulso lento
 
 
 En algún lugar un  alto horno  explota
plumas de ambar en el cielo nocturno
cada explosión rebota
de horizonte a horizonte
de horizonte...a horizonte
y por un rato, el muchacho de pulso lento
se paró al lado de la ventana
y dejó que el fuego se hundiera en su piel.
De nuevo todo estaba quieto...
excepto por la lata vacía,
que rueda de un lado a otro en la alcantarilla,
en la brisa.
 
Después estabamos parados muy juntos,
yo podía vivir en el espacio
entre sus latidos.
Afuera el horno hace erupción de nuevo
y oscuros  y rojos ríos
llenaron de frenesí  nuestras venas ,
podíamos destrozar los pisos
y encontrar todas las cosas que alguna vez perdimos.
 
Y el fuego arde en nuestras botas de montar...
asi que perseguimos las explosiones
de horizonte a horizonte,
nos envolvimos en la distancia
todo el tiempo que podemos soportar.
 
En algún lugar una chica está cantando.
 
Hay calma en el aire
pero es una calma demasiado grande para soportar
mañana el sol brilla.

 Mapas en sus muñecas y en sus brazos
 

En la carpa de polvo y encaje
los buitres picotean un cadaver  que se alimenta a mano
y que anhela pudrirse.
espera escuchar el sonido
de sus alas lentamente alzandose  mientras vuelan lejos...
algunos se quedarán por días.
 
 Hay mapas en sus muñecas y en sus brazos
y el polvo yace como nieve alrededor de la cama.
 
Resplandeciendo blanca, una escultura de hueso
o una joya como una arrugada y retorcida luna
tiembla en su mente,
y si se acerca demasiado
se quiebra tan rápido que no queda nada
suspira la anciana.
 
A veces cuando ella eleva su mirada
la pieza se llena de ondulantes sábanas de seda
hay mapas en sus muñecas y en sus brazos
y la oleada de morfina  aterroriza al pan  y a la alegría
En la carpa de polvo y encaje,
ella escucha violines y observa las cuerdas
enhebrándose a través de la habitación
.
 
 

 Vincent Craine
 

Era entrada la tarde
ella se sentó  a ver como Vincent Craine nunca llegaba,
trata de abrazarlo
debajo de la puerta hinchada por el húmedo clima..
nunca llegaba.
Ella presionó su rodilla
contra la mesa de madera,
mientras en su estómago
el temor revolotea como la amenaza del amor o el dolor.
 
Había un tazón de frutas
encogiendose en la mesa ante una cuchara oxidada.
por las  colinas distantes , cansadas y llenas de niebla...
nunca llegaba.
por pilas de autos destrozados,
desde los charcos de agua estancada,
de las moscas del matadero
 pululan sanguijuelas y se arrastran en clamour lane.
 
Ella caminó hacia la puerta,
la empujó para abrirla, y se paró detrás de Vincent Craine
él se reclinó y con sus brazos apretó
sus delgadas y torpes piernas.
y contemplaron como la luz del sol
se deslizaba en fríos  cuadrados por la pared.
 
 
 Jack
 

Jack salió un día de tormenta
a ver dónde lo llevaban sus pasos,
lo llevaron desde su durmiente pueblo
por tierras altas y bajas,
lo llevaron por calles de terciopelo
donde los hombres caminan en punta de pie,
y por laderas
donde el infierno embotellado
y los ciegos se acuestan en fila.
 
Jack caminó por pantanos de melasa
y cruzó por los secos salares,
pasó por una casa donde perros altos y delgados
tiraban de su cadena de hierro.
escuchó las canciones de las niñas de la semilla
que entibiaban  los congelados campos ,
Y mientras Jack caminaba
sintió que el trigo
empujaba hacia arriba sus cansados talones.
 
Vió las  paganas colinas de brezos,
contempló un hirviente océano,
conoció un hombre con manos de madera
talladas de un viejo árbol frutal.
El viejo dijo que en la noche soñó
con las raices de una flor y con cuchillos,
y esa noche cuando
Jack fue a dormir
soñó con pasteles de ciruela.
 
jack salió un día de tormenta
a ver dónde lo llevaban sus pasos,
lo llevaron al norte, lo llevaron al este
pero nunca lo llevaron a casa.

 

             La descabezada mujer de arcilla

 
 
Los álamos están quietos como la cúspide del campanario
bajo un millón de estrellas dispersas
de la tierra rizada, agrietada y durmiente
bajo las estáticas y congeladas estrellas
el cuerpo con débil fulgor de
la descabezada mujer de arcilla está parado,
y la escarcha que encierra su desnudez
se derrite.
 
A través del aire que son sombras de tinta negra
tan cortantes como espina de matorrales  y el hielo
se mueve sin dolor, lento y fluyendo
a través del silvestre  y tembloroso sendero
y reluce la belleza inmóvil de
la descabezada mujer de arcilla...
inquietas estrellas se reflejan en rojos y húmedos arroyos
y en su espalda.
 
Sus pies desnudos pisan las piedras resquebrajadas,
más allá de la bomba de agua y  el balde
rodeando la casa vacía y de pintura descascarada
y más allá de la ventana ladeada de vidrio
y la descabezada mujer de arcilla
se para mitad arriba y mitad abajo de las escaleras
y no puede ver el fondo y no puede ver la cima.
 
Un millón de estrellas resplandecen
un millón de estrellas
mientras se acuesta de espalda
en el mundo congelado y torcido.

 
 
Se ha ido...como las golondrinas

Equilibrandose en el viento
apoyándose en el viento al borde del precipicio, en el limbo-
él observa la arena pasar por los dedos
de su mano izquierda a  la palma de su derecha.
Ve que alguien camina en el seco y ardiente páramo,
pasos jóvenes e indecisos...
reconoció  su  torcido flequillo y sus ojos estrechos-
 su sucio , raído vestido de algodón y de flores,estampado de verano...
tobillos con rasguños y manos con uñas comidas
quizo tocar su  fresco y castaño cabello...
pero ella se había ido.
y su rostro viejo y cansado estaba quieto como nunca.
Un aeroplano  zumbó  de subida, en el cielo
más alto que por encima de las nubes.
 
Una tetera verde y un par de botas
un  roto reloj de bolsillo con cadena ,
un cerdito nacido muerto
que yace, puro blanco...sin sangre
blando ,suave como la mano enguantada de una Lady;
una rueca, un cuchillo con punta de gancho
un paragua, botellas vacías, bañera de metal,
serrucho, un colgador de sombreros y  un sombrero gris pizarra-
navegaron más allá de sus manos que quieren cogerlos,
y se fueron...como las golondrinas.
 
Palabras tartamudeadas... voces haciendo preguntas que él no puede escuchar
ven y encuéntranos... retrocede o  caerás
pero ahora el aeroplano  zumba tan fuerte
Trató de aferrarse al vestido de verano,de algodon ligeramente raido estampado sin mangas
de flores, sucio ,clavel ,girasol
manchado de sudor, primavera, raido
sucio, desaparece ,se pudre, de flores
desvaneciente, de algodón olvidado vestido de verano-
pero se había ido...
ido como las golondrinas.
 
 
La pradera del virus
 
Ruidoso repique,   lentamente resuena el eco
rueda de acá para allá en la pradera del virus.
absorve a la belladona que se enrosca,
escucha como repican las campanas debajo de nosotros.
 
un triste sermón, susurra la cabeza de un sacerdote
palabras sagradas a través de los prados.
besó  la negra y ondulada mano de la plaga,
por sus labios el virus cantaba.
 
y los grajos, al parecer lo seguían
donde quiera que el iba-
aleteando en el cielo llano,
chillando en la cúspide.
colgando del cielo de plomo,
suspendido del sol.
Los grajos, parecían seguirlo...
donde quiera que él iba.
 
El cardo,rocío de sol Inglés,
mujer de cuello de cisne,el prado la cama de niño
hombros que duelen, se hunden y crecen
mientras las campanas tañen desde las acequias.
 
y los miembros cubiertos de piel manchada
de  los hermanos de la noche,
luchando...arrastrándose
por la vacía grieta  de la mañana .
 

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Shaletown - dancing through the dead trees by Inés Luque is licensed under a Creative Commons 3.0 License.

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